sábado, 23 de junio de 2012


Twixt (2011)
Un poco de aquí y un poco de allá

Director: Francis Ford Coppola
Guión: Francis Ford Coppola
Musíca: Dan Deacon, Osvaldo Golijov
Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
Reparto: Val Kilmer, Bruce Dern, Elle Fanning, ben Chaplin, Anthony Fusco, Alden Ehreinreich, Tom Waits, David Paymer
Productora: American Zoetrope

Un escritor de poco éxito de novelas de terror viaja a un pueblo apartado para promocionar su última novela. El pueblo, algo siniestro, vive marcado por un asesinato en serie del pasado. Allí conoce al alguacil del pueblo y entre ambos comienzan a escribir una novela a raíz de un nuevo suceso: el asesinato de una adolescente a manos de unos presuntos asesinos demoniacos que habitan al otro lado del lago. Su experiencia en el pueblo y sus sueños al pasado en los que establece conversaciones con Edgar Alan Poe van dándole pistas sobre el asesinato y el posible desenlace de la novela.

El maestro Francis Ford Coppola sigue en esta producción, en la misma línea que en sus últimas películas (Tetro, El Hombre sin Edad) y no parece que vaya a alejarse de ella  en las próximas décadas. Es imposible pretender que en cuarenta años de filmografía, en los que la imagen ha cambiado sustancialmente, en donde las exigencias de los estudios ya no lo presionan, y donde el universo digital se interpone como un medio casi indiscutible para hacer cine hoy, Coppola no se sume al intento de hacer algo nuevo. Obviamente las pretensiones no han llegado a su objetivo. ¿O quizás sí?
Teniendo en cuenta que Twixt no deja de ser una película de bajo presupuesto, podríamos infravalorar la realización de sus falsos cromas. Lo que resulta difícil de aceptar, es la falta de sustancia narrativa de la historia y el abuso de una estética agradable y idónea, pero poco original (Sin City, Sweeney Todd).



No es la primera vez que Coppola se sumerge en el mundo grisáceo y sangriento de lo vampírico. El Drácula de Bram Stoker, indagaba de lleno en el mito gótico terrorífico del propio Drácula. En Twixt el universo vampírico no es lo esencial, sino algo circunstancial que no acaba de encajar en la historia. Parece mucho más auténtico y verosímil la frustración del protagonista fracasado que vende su libro en un cutre negocio y discute con su mujer tras una pantalla, que la narración de un cuento gótico sin un desenlace claro.
Acertados planos estáticos, donde un extraño alguacil intenta convencer al escritor de escribir una historia tras una pared de herramientas a bajo precio; o un Val Kilmer desesperado, medio borracho y desconcentrado que nos mira subjetivamente en pleno proceso creativo. Este realismo se pierde al adentrarnos en los sueños.

 El sueño es el que nos lleva a un universo de otra época, triste y gris, donde una bella Elle Eanning nos sorprende y nos intriga con su mirada. Estas escenas pretendidamente surrealistas acaban desarrollando un cuento de historias negras con mucha sangre y poco contenido. Si hay un elemento que salva estos sueños es la figura de Edgar Allan Poe (Ben Chaplin). Sin quedar clara la conexión que establece el protagonista con el escritor, sus intervenciones funcionan, con sus largas frases y su faro en mano. Quizás estas escenas funcionen precisamente por alejarse del cuento, para detenerse en la conversación  entre dos escritores que toman una copa. Para recordar: las reflexiones de Edgar Allan Poe sobre la  belleza, la nostalgia y la muerte.



Autobiografía en un cóctel de géneros
Unos primeros minutos de imágenes de un pueblo desierto  y una voz narradora, nos introducen en lo que parece una historia de terror y de suspense. Una hora y media más tarde es imposible reafirmar o contradecir dicha sensación. Terror, humor y personajes estereotipados se combinan  en un cóctel de géneros.
Bajo una estética Tim Burton, de imágenes cadavéricas, noches oscuras, lunas extrañas y personajes góticos como Flamenco, el escritor fracasado indaga en sus sueños en busca de una historia fascinante. Entre tanto nos encontramos una historia terrorífica, digna de saga de terror, de niños huérfanos asesinados y como protagonista del cuento a una vampira, moderna, más fiel a las nuevas vertientes Crepúsculo y True Blood que a la época mítica de donde procede. Un modernísimo vampiro de estética gótica y chupa de cuero recoge a la vampiresa en una espectacular moto bajo un manto estrellado, y cuando vamos a conocer la verdad de esta enrevesada historia, una escena dramática y sensiblera nos devuelve a la tragedia de la pérdida de la hija del protagonista.
No parece que persiga un éxito comercial de vampiros para un público adolescente, ni presentarnos una película de suspense.

Ciertamente estamos acostumbrados en el cine de hoy a ver recursos sobre recursos, mezclas y pastiches sobre elementos que  remiten a otros, guiños, homenajes, parodias etc. Tal vez lo raro sea observar esta hibridación, poco conectada, en el cine de Coppola. No queda claro el estilo, ni la propia intención de la película.
La imagen final, donde se superponen el acantilado con el recuerdo de la muerte de la hija del escritor, hace  alusión a un acontecimiento totalmente autobiográfico, la muerte del hijo del propio Coppola en un accidente acuático. Resulta chocante que se trate un asunto tan trágico y personal, y no consiga emocionarnos demasiado.


Más allá de las críticas feroces que se ha llevado esta película,  pensar que realmente Twist en su esencia se presente como un producto serio sería subestimar al propio Coppola. Creo que toda la película nos invita a tomarla como un experimento de mezclas. El propio título nos da la pista, Twixt, abreviatura común de “Betwixt” (posición indeterminada), ni una cosa ni la otra.









sábado, 2 de junio de 2012


Pa negre(2011)
Inocencia muerta


Dirección: Agustí Villaronga
Guión: Agustí Villaronga (Novela: Emili Teixidor)
Música: José Manuel Pagán
Fotografía: Antonio Riestra
Reparto: Francesc Colomer, Nora Navas, Roger Casamaior, Marina Comas, Laia Marull, Eduard Fernández, Sergi López, Lluïsa Castell, Mercé Arànega, Marina Gatell, Elisa Crehuet, Joan Carles Suau, Jordi Pla, Pep Tosar
Productora: Massa D'or produccions / Televisió de Catalunya / TVE



Andreu vive con su familia en una pequeña aldea rural. Un día descubre las consecuencias de un terrible accidente, uno de los aldeanos aparece muerto en el bosque. El padre de Andreu, por ser sospechoso de comunismo y ser conocido del fallecido, es acusado del asesinato del aldeano y decide huir. Andreu se separa de su madre y es llevado con la hermanas de éstas, que trabajan en una finca cercana de gente adinerada. Allí Andreu conoce  a una prima con la que mantendrá una extraña relación de amor odio durante su estancia. El padre de Andreu se esconde en el desván de la finca hasta que es detenido y condenado a muerte. Finalmente se demuestra que el padre es culpable, y Andreu reconcomido por el odio hacia su familia decide aceptar la adopción de los dueños de la finca y dejar a su madre, para comenzar una nueva vida.



La visión de un niño ante la pobreza, la penuria, la tragedia y la maldad que dejan una guerra, no podría desarrollarse de otra manera. Pa Negra se convierte en una cinta que perfila más que una temática, casi un género de nuestra filmografía nacional. Un conjunto de acontecimientos terribles sobre un marco que indaga de lleno en el costumbrismo de una aldea catalana de la posguerra civil.
Esta nueva versión de nuestra muy contada guerra civil, basada en la novela de  Emili Teixidor, consiguió un gran éxito de crítica y  el Goya a la mejor película y al mejor director en 2011.

La preocupación de Villaronga por las secuelas de la guerra  ya la encontrábamos en El mar (2000). La visión de los niños en una guerra o posguerra puede darnos un punto de vista fantástico, inocente y por otra parte mucho más cruel y realista. El mundo rural en el que el niño se mueve nos remite al Laberinto del fauno o la lengua de las mariposas. Obviamente con tintes totalmente distintos, es el autodescubrimiento de un niño ante lo terrible. El sobrecogedor final de la cinta de José Luis Cuerda nos recalca la misma idea de un niño que crece y madura enfrentándose a las consecuencias de la realidad de una guerra; la pérdida y “decepción” de un ser querido.


Buscando una salida

Desgarradora la visión y los mecanismos de supervivencia de los niños desarraigados de una guerra. Multitud de niños huérfanos que viven con familiares, con conocidos con un cargamento de recuerdos espantosos. El personaje de la prima de Andreu; huérfana, acosada y pervertida por su maestro, trastornada y violenta, es precisamente el más consciente y con el que más llega  a entenderse Andreu. Personaje trágico y menos común en otras  visiones sobre la guerra, no es una niña hacia la pérdida de la inocencia, es una niña totalmente destruida. Todo lo contrario a lo que podemos pensar en un principio, que se establecerá una relación de ayuda y complicidad entre los dos, nos encontramos con la obsesión sexual de una niña desequilibrada,  aún  más latente en la novela.
La miseria cubre la aldea, cada historia  y personaje. La problemática política solo es un telón de fondo en la que observamos un retrato de las preocupaciones del mundo rural en especial el de las mujeres. La fábrica, la relación entre las viudas de guerra y las distintas actitudes. La contraposición de ambas hermanas; la fuerte, invencible y práctica frente a la más liberal y vulnerable.

Andreu establece una extraña relación con un niño enfermo del convento cercano. Este personaje nos desconcierta, no parece real, es como si se tratara de la propia alma y de los deseos de volar y de escape de Andreu. Es el único personaje que resplandece literalmente ante el color oscuro y gris que caracteriza cada escena.
Tanto la historia de este niño como la del homosexual brutalmente torturado, son historias trazadas como pequeñas pinceladas sin resolver. La historia del chaval homosexual es el principio del camino que emprende Andreu para sumergirse en ese mar de engaños y mentiras. El comienzo de la desconfianza hacia su padre y hacia el mundo adulto. La visión del protagonista de cómo pudo ser la tortura de aquel hombre es una de las escenas más sobrecogedoras. La brutalidad y la tragedia se hacen latentes en un historia que se aleja del guión “posguerra”.


Una señora del pueblo, que ha venido a darme un paquete…

Pa negro no es más que la explicación de cómo un niño puede llegar a perder totalmente la inocencia y revelarse contra lo único que ha tenido y en quien ha creído; su familia. La evolución de una mirada inocente al encontrarse el terrible accidente en el bosque, a una mirada dura sin piedad, fría que observa a través del cristal, a una madre abatida que posiblemente jamás vuelva a ver, que se aleja difuminada como un mal recuerdo.


La decepción de Andreu, el dolor al descubrir la verdad, podría ser un arma de defensa para intentar cambiar de camino; pero hay ciertas circunstancias en la que no es posible cambiar de camino. Su padre es condenado a muerte por cubrir y matar a cuenta de otros, de otros con posibilidades económicas y nombre social. Andreu conociendo toda la verdad, al final acepta la ayuda de esa misma familia, la historia se repite. Realmente no sufre una transformación, es una adaptación a la crueldad; seguir los mismos pasos, jugar sus mejores cartas, desprenderse de todo sentimiento o apego que le pudiera quedar hacia su madre y sus recuerdos.


El verdadero monstruo de pan negro no es la guerra, ni la brutalidad de una dictadura; sino el propio ser humano. Rodeado de un marco más que conocido; como es el bando de los perdedores, las persecuciones comunistas, el miedo constante… la historia marca una clara diferencia; no hay malos ni buenos. La verdadera causa de tanto mal aquí no es otra que la misma pobreza y la miseria. Es la pobreza la que lleva a la destrucción de la familia de Andreu, la que lleva  a su padre a matar y a ir en contra de cualquier ideal. 
El discurso algo manido sobre los ideales del padre, nos introduce en una historia fílmica más, como otras muchas sobre la venganza histórica hacia esas décadas. El giro del final es realmente impactante; estamos tan sumergidos en esa conciencia histórica de la guerra civil de bandos, que no se nos ocurre pensar en ningún momento que el padre pueda ser culpable. Realismo puro; el hambre, al final acaba con cualquier valor e ideología. Andreu corre a destruir uno por uno cada pájaro del padre, cada frase y valor que le han inculcado; ya no cree en nada.




lunes, 14 de mayo de 2012



La trampa de la muerte (1982)
Sorpresa, suspense y mucho teatro

Dirección: Sidney Lumet
Guión: Jay Presson Allen (Novela: Ira Levin)
Música: Johnny Mandel
Fotografía: Andrzej Bartkowiak
Reparto: Michael Caine, Christoper Reeve, Dyan Cannon, Irene Worth, Joe Silver, Henry Jones
Productora: Warner Bros

 Puro entretenimiento
En una época de convulsión mundial (terrorismo internacional,desastre nuclear de Chernovil, la llegada de la democracia en Argentina etc) donde la tensión de La Guerra fría late en Estados Unidos, el cine americano  centra sus temáticas cinematográficas en el puro entretenimiento, en unas fórmulas narrativas basadas en la sorpresa y en el suspense del espectador. En este contexto Sidney Lumet, trae esta disparatada comedia de asesinatos, basada en la novela de Ira levin :Deathtrap

Guerra de escritores
Un  escritor de teatro reconocido, Sidney Bruh sufre un momento de declive en su carrera  tras el fracaso de su última obra. Clifford Anderson, un joven escritor amateur, le pide que le lea su obra, para escuchar las posibles correcciones o consejos de un profesional.  Sidney reconoce el talento y potencialidad de la obra y traza junto con su mujer un plan para arrebatarle la obra y deshacerse del joven. Después de un larga cena con el joven, Sidney encuentra valor y lo asesina. Una vecina entrometida, irrumpe en la casa horas después del asesinato haciendo preguntas impertinentes. Todo esto hacen que Myra, su mujer se ponga muy nerviosa. Al caer la noche, Anderson reaparece de su tumba, y de la impresión Myra muere de un ataque al corazón. Anderson y Sindey resultan ser amantes y todo era una estratagema para acabar con Myra y disfrutar de su dinero. Anderson comienza a obsesionarse por escribir una obra exacta a lo acontecido. Sidney destesta la idea y comienza una rivalidad y tensión entre los escritores que acaba con la muerte de ambos. La vecina entrometida que se encontraba allí la noche en la que suceden los crímenes, es quien finalmente escribe la obra de teatro, que resulta ser un un gran éxito.


Una más en la carrera de Lumet
En la extensísima filmografía de Lumet,  en unos años de auge en su carrera, (Veredicto final, Network etc), hayamos esta película sin demasiado reconocimiento ni éxito de público. En el mismo año que trabaja en Veredicto Final se embarca en esta trampa de la muerte; razón quizás por la que la película carezca de muchas pretensiones.
Una obra puramente teatral, en la que se entrelazan constantemente teatro y realidad. No es la primera vez que el mundo del teatro envuelven el universo de Lumet, en temática o versiones (Sed de triunfo o 12 hombres sin piedad).
Influencia del gran Hitchcock en los elementos de sorpresa encontrados aquí,  que caracterizan el cine de suspense de la época.

Todo interpretación
Ritmo pausado, un decorado, y poca música; una película básicamente actoral.
La interpretación de los tres protagonistas, en los que recae toda la acción y los extensísimos diálogos, presentan como no podría ser de otra manera una interpretación muy cercana a la teatral; los gritos, aspavientos, cambios bruscos de situación y entonación.
Destacable interpretación de Michael Caine; quien repetiría años más tarde en un papel muy similar en la Huella(2007) de Kenneth Branagh.
El reparto se completa acertadamente con Christoper Reeve, y Dyan Cannon, que completan ese círculo personalidades complejas y malvadas causantes de los constantes cambios de giro que tiene la película.

Un escenario sin telón
Exceptuando la primara escena y la última en la que nos encontramos en una teatro con su patio de butacas, su entrada y backstage; el resto de la acción se desarrolla en la casa Sidney, el escritor protagonista. Un amplio salón-estudio, el cuarto de matrimonio, una cocina y un porche. Las tres estancias, concretamente la del salón está concebida como un escenario puramente teatral; un espacio amplio, que guarda la cuarta pared en casi todo momento. El espectador, contempla un estudio o escenario de teatro continuamente; la sensación es de estar viendo una obra de teatro y no visionando cine.
El recorrido de los personajes por este espacio, explota la máximo las posibilidades de la estancia; concretando más de una hora y media de película en estos espacios; sin ningún exterior ni alusión a él.



2 actos
Sidney y Anderson escriben su propia vida en dos actos, el primero; toda la estratagema para asesinar a Myra y el segundo aún no está definido pues falta algo; el segundo acto se escribe sobre la marcha a medida que el espectador contempla la acción.
La trampa de la muerte presenta dos partes diferenciadas; una basada en el no conocimiento del espectador y la segunda en el conocimiento solo parcial de este. El espectador sigue con facilidad toda la primera parte, es consciente de lo que puede llegar a pasar; conoce a los personajes y sus intenciones. Con la muerte de Myra y el conocimiento de la relación entre ambos escritores; llega la gran sorpresa; un fabuloso giro de guión realmente no esperado. Los protagonistas han actuado en todo momento no solo para Myra, sino también para el espectador.
A partir de este momento la cinta pierde fuerza, comienzan a tener lugar pequeños giros de guión que complican la trama más y más hasta el inesperado y enrevesado final.

La trampa de la muerte, al ser una versión cinematográfica no solo de una obra de teatro, sino que pretende mantener esta estructura teatral, que puede resultar algo desfasada, carece de mucho movimiento; es diálogo constante. El juego de palabras y de intenciones de los personajes marcan la realización y la planificación cuadriculada, muy parecida a la de estudio de televisión. Tal vez por la distancia temporal de esta forma narrativa muy en desuso, la historia resulta lenta y muy reiterativa a pesar de los numerosos giros de sorpresa.
Esta estructura y los mencionados cambios en la trama son el punto fuerte de un historia sencilla sin mucho que remarcar. La sorpresa y el suspense son claves.


Metateatro y mucha maldad
Deathtrap es una trampa constante, el espectador cae una y otra vez, en esos giros inesperados; al principio con sorpresa y expectación, a medida que avanza la película con más indiferencia.

Una realidad convertida en teatro; un teatro que se hace realidad. De una manera sutil y algo superficial; el guión consigue introducirnos en esa meta historia; en la que realidad y teatro se interrelacionan. Es más común reflejar experiencias personales de otro tipo en la ficción, ya sea novela, teatro o cine; que historias de suspense y asesinatos; pero la reflexión es la misma: todo sirve de provecho e inspiración  para la creación de historias de éxito; obviamente en este caso  llevada completamente al extremo.


Quizás lo más chocante de la cinta, y teniendo como premisa otras obras del director (¡2 hombres sin piedad) sea la usencia de moral o al menos de reflexión sobre esta, en toda la película.
Distraídos simplemente por la trama divertida y disparatada del film, tal vez se pase por alto la maldad y frialdad de prácticamente todos los personajes. Del escritor fracasado que es capaz de matar a su propia esposa, pasando por el joven oportunista y llegando a una falsa adivina feliz de conseguir un éxito a consta de tres muertes.
Destacable el personaje de Myra; por ser el único medio honrado y sensible personaje del relato.  Mujer entregada en cuerpo y alma a su marido, subyugada y siempre en un segundo plano, que casualmente es la engañada y asesinada cruelmente.

La trampa de la muerte, al igual que sucede con innumerables películas; tiene su momento; una larga tarde de domingo, para pasar un rato entretenido y puede que alguna carcajada. 

domingo, 6 de mayo de 2012


The Artist (2011)
Un viaje nostálgico

Dirección: Michel Hazanavicius
Guión: Michel Hazanavicius
Música: Ludovic Bource
Fotografía: Guillaume Schiffman
Reparto: Jean Dujandin, Bérénice, James Cromwell, John Goodman, Penelope, Ann Miller, Missi Plye, Malclm McDowell, Joel Murray, Ed Lauter, Beth Grant, Bitsie Tulloch, Ken Davitian
Productora: Wildbunch / La Petite Reine / Studio 37 / La Classe Américaine
/ JD Prod / France3 Cinéma / Jouror Production / uFilms

Un contraste en nuestros tiempos
Sumergidos en la época del espectáculo, del 3D y de los efectos especiales, nos relajamos y divertimos ante una hora y media de cinta muda. Una historia sencilla, enriquecida con una maravillosa banda sonora, homenajean el cine  de los años 20; sus historias, estética y pretensiones.

La buena aceptación de crítica y publico, provocaron un éxito descomunal, consiguiendo para el film numerosos premios, entre ellos el óscar a la mejor película y mejor director en 2011.

En el estudio

George Valentín, una estrella del cine de Hollywood (1927)  disfruta del éxito de su carrera. Conoce de forma casual a una joven inexperta en el mundo cinematográfico, Peppy Miller que se introduce poco a poco en el los estudios con pequeños papeles. Con la llegada del cine sonoro, la carrera de George se ve truncada, y es expulsado de los estudios. Intenta emprender su carrera por separado persistiendo en la potencialidad del cine mudo, lo que resulta un completo fracaso. A su vez Peppy Miller, se convierte en una estrella del nuevo cine. La desesperación de George lo llevan a la provocación de un incendio que casi acaba con su vida. Peppy lo recoge y lo cuida en su casa. A pesar de los intentos de Peppy, George pretende suicidarse, pero en el último momento la joven lo impide. Entre los dos descubren una nueva fórmula cinematográfica, para que George pueda volver a trabajar con éxito; el cine musical.

La obra maestra de Hazavicius
En la no muy extensa filmografía del director francés no encontrábamos un éxito tan claro de crítica  desde La clase americana en 1993, en la que compartía dirección con Dominique Mézerette.
El traumático paso del cine mudo al sonoro ya había sido recogido por otras grandes obras del cine. Es prácticamente imposible empaparse de la obra de Hazavicius sin que la mente viaje a los años 50 en Cantando bajo la lluvia de Stanley Donen y Gene Kelly. Un comienzo y un final más que similares, y unos personajes casi calcados.
La coreografía final nos remite directamente aunque sin llegar ni  a perfilar esa perfección, a la numerosa filmografía del dúo de Fred Astaire y Giger Rogers (Vuelve  mí, Ritmo loco, sombrero de Copa etc.)




Difícil interpretación
¿Cómo convertirse en  actor mudo, exageradamente teatral?
Al principio nos cuesta entrar en tal exageración, nos resulta cómico que Jean Dujandin haga tantas muecas y resalte los gestos en cada sonrisa, pero sin darnos cuenta entramos en el personaje, sobretodo cuando el drama de este va haciéndose latente;, son esas escenas en las que el actor consigue perfilar el personaje. Tal vez por su personaje, si bien es cierto que la interpretación de Berenice Bejo se nos quede algo plana, más allá de la frescura y la belleza de la propia actriz. Un soberbio y tierno James Cromwell.

Un juego de silencio y música
Un guión sin diálogos, una imagen puramente en blanco y negro elegante y definido y un aspecto visual de hace más de 80 décadas.
Los elementos sonoros son importantísimos, tanto en su existencia, como en su ausencia. En el momento del sueño, la película avanza a algo más que una “copia de una película muda de los años 20”. El protagonista sueña con su mundo desquebrajado, los sonidos le atormentan, rompen su vida.
El encuentro dramático final de ambos protagonistas carece totalmente de música, y resulta sublime por ello; no necesitamos de ningún sonido para saber que sucede.
El diálogo y el sonido cobran un importante significado en el desenlace. Cuando nuestro protagonista consigue salir de su crisis  y superar con éxito ese paso dramático que sufrieron los actores del cine mudo al sonoro, entonces el sonido se recupera y se escuchan los diálogos en su totalidad. El sonido natural y de diálogo es planteado como la expresión del estado de nuestro protagonista a lo largo de la historia.
La banda sonora de Ludovic Bource  es la pieza que une toda la historia. Un banda sonora expresiva y narrativa, concebida como las antiguas bandas sonoras. Un tema para cada momento, para cada acción y sentimiento plasmado en la película.

Una estética olvidada
Crear una atmósfera de los años 20, el maravilloso y cruel a su vez, universo de los estudios cinematográficos de Hollywood en su edad dorada.
Unos planos maravillosos que sería imposible ver en una película actual; como el encuentro en la escalera o el momento en que se encuentran en el café.
Una forma casi perfecta en cuanto a planificación se refiere. The Artist recupera una serie de planos, guiños y elementos exactos al cine de otra época, pero a su vez es un intento por mejorar eso, en un arte más actual (derrame del agua sobre el piano).
Quizás para un conocedor de la belleza del cine mudo, The Artist se quede en el simple homenaje o reseña a ese cine del olvido, pero precisamente en eso reside su belleza.



El elemento humano es aquí una pieza más del engranaje, como sucedía en el cine de ese entonces, unos personajes estereotipados que funcionan en ocasiones como un simple guiño de humor o de chiste ; es el caso del personaje del productor y obviamente el caso del perro; elemento de humor, personificado, en ocasiones de vital importancia para la acción.

Planteamiento, problema y final feliz
La historia presenta una estructura tradicional, predecible en su concepción, como  en las películas mudas de ese entonces. Un principio de en sueño, un fuerte problema, y como se ha de esperar un final feliz, tal vez algo forzado. La historia es complemente lineal, exceptuando, ese pequeño recuerdo hacia un momento pasado de la película cuando ella mira la cinta cinematográfica que ha sobrevivido al incendio.


Algo nuevo para muchos y un bonito recuerdo para otros 
Realizar y producir una película como The Artist, sorprende y a su vez está demostrado que es acertada y milimétrica en su concepción y forma. Todo está detalladamente pensado y llevado a cabo. No es extraño que alguien ajeno al visionado del cine mudo le agrade esta película y descubra algo nuevo. Si es cierto que este descubrimiento pueda resultar anecdótico y no tenga que provocar un deseo o curiosidad por aquel cine al que se homenajea; pero simplemente conseguir que el espectador disfrute con una película sin pretensiones espectaculares ni tecnológicas es un reto. Al no tener tampoco un guión complejo es un viaje a la esencia del cine; imágenes y sonidos combinados para el disfrute. Es difícil contemplar esta película sin esbozar una sonrisa o una carcajada.

Ciertamente la historia en sí, es un argumento tal vez algo manido, que no pretende ser nada más. No obstante incluso en una historia tan redonda y sencilla, no se nos regala el desenlace del todo. Sí, sabemos cómo iba  acabar pero aún así tras el “bang!” final, cuatro segundos de suspense, crean una duda real, en la cual si hubiera acabado con la muerte del protagonista no nos hubiera sorprendido tanto. Otro final que no hubiera sido un "happy ending" hubiera roto completamente el espíritu de la película que  se nos plantea desde un principio.



The Artist no pretende defender la sociedad de los años 20, o ciertos clichés de rol que puedan sacarse de la historia, aunque por otra parte tampoco pretende lo contrario, no es relevante, ni fácilmente reseñable ese posible rol de género anticuado que se crea entre los protagonistas. No podemos ver The Artist como una reflexión sobre el cine mudo, o como una una nueva visión de este cine en nuestro días; es un intento bueno de volver hacer con los medios de ahora lo que se hacía antes.


Lo realmente paradójico es contar el proceso traumático de la industria cinematográfica del cine mudo al sonoro; es decir un hecho que podemos contar con nuestra distancia histórica con el formato de una película puramente muda. Una película de los años 20 no podría jamás haber tenido este guión; aquí recae la posible reflexión que nos plantea The Artist, que por otra parte no es necesaria para el disfrute de la película. Estamos en una época de cambios sociales y cinematográficos que se aceleran progresivamente. Estos cambios  pueden resultar traumáticos y difíciles para nosotros, al igual que para el protagonista.