Twixt (2011)
Un
poco de aquí y un poco de allá
Director: Francis Ford Coppola
Guión: Francis Ford Coppola
Musíca: Dan Deacon, Osvaldo Golijov
Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
Reparto: Val Kilmer, Bruce Dern, Elle Fanning,
ben Chaplin, Anthony Fusco, Alden Ehreinreich, Tom Waits, David Paymer
Productora: American Zoetrope
Un escritor de poco éxito de novelas de terror viaja a un
pueblo apartado para promocionar su última novela. El pueblo, algo siniestro,
vive marcado por un asesinato en serie del pasado. Allí conoce al alguacil del
pueblo y entre ambos comienzan a escribir una novela a raíz de un nuevo suceso:
el asesinato de una adolescente a manos de unos presuntos asesinos demoniacos
que habitan al otro lado del lago. Su experiencia en el pueblo y sus sueños al
pasado en los que establece conversaciones con Edgar Alan Poe van dándole
pistas sobre el asesinato y el posible desenlace de la novela.
El maestro
Francis Ford Coppola sigue en esta producción, en la misma línea que en sus
últimas películas (Tetro, El Hombre sin
Edad) y no parece que vaya a alejarse de ella en las próximas décadas. Es imposible
pretender que en cuarenta años de filmografía, en los que la imagen ha cambiado
sustancialmente, en donde las exigencias de los estudios ya no lo presionan, y
donde el universo digital se interpone como un medio casi indiscutible para hacer
cine hoy, Coppola no se sume al intento de hacer algo nuevo. Obviamente las
pretensiones no han llegado a su objetivo. ¿O quizás sí?
Teniendo en
cuenta que Twixt no deja de ser una película de bajo presupuesto, podríamos
infravalorar la realización de sus falsos cromas. Lo que resulta difícil de
aceptar, es la falta de sustancia narrativa de la historia y el abuso de una
estética agradable y idónea, pero poco original (Sin City, Sweeney Todd).
No es la primera
vez que Coppola se sumerge en el mundo grisáceo y sangriento de lo vampírico. El Drácula de Bram Stoker, indagaba de
lleno en el mito gótico terrorífico del propio Drácula. En Twixt el universo vampírico no es lo esencial, sino algo
circunstancial que no acaba de encajar en la historia. Parece mucho más
auténtico y verosímil la frustración del protagonista fracasado que vende su
libro en un cutre negocio y discute con su mujer tras una pantalla, que la narración
de un cuento gótico sin un desenlace claro.
Acertados planos
estáticos, donde un extraño alguacil intenta convencer al escritor de escribir
una historia tras una pared de herramientas a bajo precio; o un Val Kilmer
desesperado, medio borracho y desconcentrado que nos mira subjetivamente en
pleno proceso creativo. Este realismo se pierde al adentrarnos en los sueños.
El sueño es el que nos lleva a un universo de
otra época, triste y gris, donde una bella Elle Eanning nos sorprende y nos
intriga con su mirada. Estas escenas pretendidamente surrealistas acaban
desarrollando un cuento de historias negras con mucha sangre y poco contenido. Si
hay un elemento que salva estos sueños es la figura de Edgar Allan Poe (Ben
Chaplin). Sin quedar clara la conexión que establece el protagonista con el
escritor, sus intervenciones funcionan, con sus largas frases y su faro en
mano. Quizás estas escenas funcionen precisamente por alejarse del cuento, para
detenerse en la conversación entre dos
escritores que toman una copa. Para recordar: las reflexiones de Edgar Allan
Poe sobre la belleza, la nostalgia y la
muerte.
Autobiografía en un cóctel
de géneros
Unos primeros
minutos de imágenes de un pueblo desierto
y una voz narradora, nos introducen en lo que parece una historia de
terror y de suspense. Una hora y media más tarde es imposible reafirmar o contradecir
dicha sensación. Terror, humor y personajes estereotipados se combinan en un cóctel de géneros.
Bajo una estética
Tim Burton, de imágenes cadavéricas, noches oscuras, lunas extrañas y
personajes góticos como Flamenco, el escritor fracasado indaga en sus sueños en
busca de una historia fascinante. Entre tanto nos encontramos una historia
terrorífica, digna de saga de terror, de niños huérfanos asesinados y como
protagonista del cuento a una vampira, moderna, más fiel a las nuevas
vertientes Crepúsculo y True Blood
que a la época mítica de donde procede. Un modernísimo vampiro de estética
gótica y chupa de cuero recoge a la vampiresa en una espectacular moto bajo un
manto estrellado, y cuando vamos a conocer la verdad de esta enrevesada
historia, una escena dramática y sensiblera nos devuelve a la tragedia de la
pérdida de la hija del protagonista.
No parece que
persiga un éxito comercial de vampiros para un público adolescente, ni
presentarnos una película de suspense.
Ciertamente
estamos acostumbrados en el cine de hoy a ver recursos sobre recursos, mezclas
y pastiches sobre elementos que remiten
a otros, guiños, homenajes, parodias etc. Tal vez lo raro sea observar esta
hibridación, poco conectada, en el cine de Coppola. No queda claro el estilo,
ni la propia intención de la película.
La imagen final,
donde se superponen el acantilado con el recuerdo de la muerte de la hija del
escritor, hace alusión a un
acontecimiento totalmente autobiográfico, la muerte del hijo del propio Coppola
en un accidente acuático. Resulta chocante que se trate un asunto tan trágico y
personal, y no consiga emocionarnos demasiado.
Más allá de las
críticas feroces que se ha llevado esta película, pensar que realmente Twist en su esencia se
presente como un producto serio sería subestimar al propio Coppola. Creo que toda
la película nos invita a tomarla como un experimento de mezclas. El propio
título nos da la pista, Twixt, abreviatura común de “Betwixt” (posición
indeterminada), ni una cosa ni la otra.
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