sábado, 23 de junio de 2012


Twixt (2011)
Un poco de aquí y un poco de allá

Director: Francis Ford Coppola
Guión: Francis Ford Coppola
Musíca: Dan Deacon, Osvaldo Golijov
Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
Reparto: Val Kilmer, Bruce Dern, Elle Fanning, ben Chaplin, Anthony Fusco, Alden Ehreinreich, Tom Waits, David Paymer
Productora: American Zoetrope

Un escritor de poco éxito de novelas de terror viaja a un pueblo apartado para promocionar su última novela. El pueblo, algo siniestro, vive marcado por un asesinato en serie del pasado. Allí conoce al alguacil del pueblo y entre ambos comienzan a escribir una novela a raíz de un nuevo suceso: el asesinato de una adolescente a manos de unos presuntos asesinos demoniacos que habitan al otro lado del lago. Su experiencia en el pueblo y sus sueños al pasado en los que establece conversaciones con Edgar Alan Poe van dándole pistas sobre el asesinato y el posible desenlace de la novela.

El maestro Francis Ford Coppola sigue en esta producción, en la misma línea que en sus últimas películas (Tetro, El Hombre sin Edad) y no parece que vaya a alejarse de ella  en las próximas décadas. Es imposible pretender que en cuarenta años de filmografía, en los que la imagen ha cambiado sustancialmente, en donde las exigencias de los estudios ya no lo presionan, y donde el universo digital se interpone como un medio casi indiscutible para hacer cine hoy, Coppola no se sume al intento de hacer algo nuevo. Obviamente las pretensiones no han llegado a su objetivo. ¿O quizás sí?
Teniendo en cuenta que Twixt no deja de ser una película de bajo presupuesto, podríamos infravalorar la realización de sus falsos cromas. Lo que resulta difícil de aceptar, es la falta de sustancia narrativa de la historia y el abuso de una estética agradable y idónea, pero poco original (Sin City, Sweeney Todd).



No es la primera vez que Coppola se sumerge en el mundo grisáceo y sangriento de lo vampírico. El Drácula de Bram Stoker, indagaba de lleno en el mito gótico terrorífico del propio Drácula. En Twixt el universo vampírico no es lo esencial, sino algo circunstancial que no acaba de encajar en la historia. Parece mucho más auténtico y verosímil la frustración del protagonista fracasado que vende su libro en un cutre negocio y discute con su mujer tras una pantalla, que la narración de un cuento gótico sin un desenlace claro.
Acertados planos estáticos, donde un extraño alguacil intenta convencer al escritor de escribir una historia tras una pared de herramientas a bajo precio; o un Val Kilmer desesperado, medio borracho y desconcentrado que nos mira subjetivamente en pleno proceso creativo. Este realismo se pierde al adentrarnos en los sueños.

 El sueño es el que nos lleva a un universo de otra época, triste y gris, donde una bella Elle Eanning nos sorprende y nos intriga con su mirada. Estas escenas pretendidamente surrealistas acaban desarrollando un cuento de historias negras con mucha sangre y poco contenido. Si hay un elemento que salva estos sueños es la figura de Edgar Allan Poe (Ben Chaplin). Sin quedar clara la conexión que establece el protagonista con el escritor, sus intervenciones funcionan, con sus largas frases y su faro en mano. Quizás estas escenas funcionen precisamente por alejarse del cuento, para detenerse en la conversación  entre dos escritores que toman una copa. Para recordar: las reflexiones de Edgar Allan Poe sobre la  belleza, la nostalgia y la muerte.



Autobiografía en un cóctel de géneros
Unos primeros minutos de imágenes de un pueblo desierto  y una voz narradora, nos introducen en lo que parece una historia de terror y de suspense. Una hora y media más tarde es imposible reafirmar o contradecir dicha sensación. Terror, humor y personajes estereotipados se combinan  en un cóctel de géneros.
Bajo una estética Tim Burton, de imágenes cadavéricas, noches oscuras, lunas extrañas y personajes góticos como Flamenco, el escritor fracasado indaga en sus sueños en busca de una historia fascinante. Entre tanto nos encontramos una historia terrorífica, digna de saga de terror, de niños huérfanos asesinados y como protagonista del cuento a una vampira, moderna, más fiel a las nuevas vertientes Crepúsculo y True Blood que a la época mítica de donde procede. Un modernísimo vampiro de estética gótica y chupa de cuero recoge a la vampiresa en una espectacular moto bajo un manto estrellado, y cuando vamos a conocer la verdad de esta enrevesada historia, una escena dramática y sensiblera nos devuelve a la tragedia de la pérdida de la hija del protagonista.
No parece que persiga un éxito comercial de vampiros para un público adolescente, ni presentarnos una película de suspense.

Ciertamente estamos acostumbrados en el cine de hoy a ver recursos sobre recursos, mezclas y pastiches sobre elementos que  remiten a otros, guiños, homenajes, parodias etc. Tal vez lo raro sea observar esta hibridación, poco conectada, en el cine de Coppola. No queda claro el estilo, ni la propia intención de la película.
La imagen final, donde se superponen el acantilado con el recuerdo de la muerte de la hija del escritor, hace  alusión a un acontecimiento totalmente autobiográfico, la muerte del hijo del propio Coppola en un accidente acuático. Resulta chocante que se trate un asunto tan trágico y personal, y no consiga emocionarnos demasiado.


Más allá de las críticas feroces que se ha llevado esta película,  pensar que realmente Twist en su esencia se presente como un producto serio sería subestimar al propio Coppola. Creo que toda la película nos invita a tomarla como un experimento de mezclas. El propio título nos da la pista, Twixt, abreviatura común de “Betwixt” (posición indeterminada), ni una cosa ni la otra.









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